Alonso Briceño comparte un video y una reflexión con el grupo.
“Las buenas ideas vienen de la colisión entre pequeñas corazonadas formando algo mayor que ellas mismas (…) A menudo es así como las ideas nacen, necesitan tiempo de incubación y pasan mucho tiempo en esa corazonada parcial. La otra cosa que es importante cuando piensan en ideas de esta forma es que cuando las ideas toman forma en una corazonada necesitan colisionar con otra corazonada, con frecuencia la cosa que transforma una corazonada en una nueva realidad es otra corazonada que esta acechando en la mente de otra persona. Y tienes que descubrir la forma de crear un sistema que permita a estas corazonadas unirse y transformarse en algo más grande que la suma de las partes. (…) creaban el espacio donde las ideas se podían mezclar, intercambiar y crear nuevas formas (…) un gran motor de la innovación científica y de la innovación tecnológica ha sido el incremento histórico en la conectividad , nuestra habilidad para llegar a intercambiar nuestras ideas con otras personas y tomar prestado las otras corazonadas de otras personas y transformarla en algo nuevo (…) La suerte favorece a la mente conectada”.
Es importante poder estar conectado con los demás, compartir las ideas propias con otras personas, no solo en el proceso de formulación de nuestro documento para trabajo final de graduación sino en nuestra dinámica como escuela. Este curso brinda ese espacio, de manera física y virtual. En mi caso, mi tema surgió de una pequeña corazonada, que ha tenido su tiempo de incubación y que seguirá teniéndolo, pero el hecho de tener que compartir el proceso brinda una retroalimentación que de otra forma no la tendría. Por mi lado, no me he limitado al proceso dentro del grupo sino que he compartido mis avances con amig@s de confianza. El mismo proceso de compartirlo ayuda a sintetizar las ideas propias y esto a su vez a crear discurso y claridad, para uno mismo que es lo más importante.
Es cierto que en la escuela no se fomenta esa dinámica, son muy pocos los cursos en el que se permite que el estudiante tome una actitud participativa en los procesos de los demás compañeros y que el profesor acepte una posición de guía. Quizás eso nos restringe mucho ya que nuestros procesos de diseño se vuelven egoístas, llegamos a los talleres con la única intención de revisar e irnos, teniendo poca interacción con el proceso de los demás, además que se nos castran las ideas y fomentan una actitud complaciente hacia el profesor. Creo que es importante aprender compartir y a escuchar a los demás, tanto estudiantes como profesores. Nunca se sabe quien tendrá la otra pieza que nos hace falta.
Surge entonces la pregunta ¿En nuestra escuela de arquitectura se nos brinda ambientes creativos?